Hace unos días compartimos en el taller de febrero conocimientos y prácticas para mujeres sin útero. Uno de los temas que abrí para reflexionar es que las mujeres jóvenes sin útero pero con ovarios continúan teniendo ciclo hasta que llega su menopausia. ¿Cómo se llama ese ciclo? No es un ciclo menstrual, es un ciclo hormonal donde prevalece la ovulación como autoreferencia para el trabajo energético y de consciencia.
En realidad, los ciclos de todas las mujeres son hormonales, corporales y energéticos. El ciclo llamado “menstrual” es una simplificación que pone todo su peso en el sangrado, porque es lo evidente y también desde la concepción de suciedad y pecado o de espiritualidad y libertad. Esa forma de observar y pensar la menstruación es muy polarizada: es maldita o sagrada; y todo lo polarizado nos mantiene en el sufrimiento. Mujeres sufren por lo que les implica menstruar, en lo corporal y psicoemocional, y a la vez por lo que no logran o se esfuerzan demasiado por lograr: menstruar dichosas.
La forma de salir de las polaridades, en cualquier contexto, es abrir el contexto a lo mayor. No hay blanco o negro, hay posibilidades y movimiento que crea grises. La menstruación se despolariza observándola desde la ovulación. El cuerpo menstrúa porque ovula, y aun sin útero puede haber ciclo. Por el contrario, sin ovarios no hay menstruación. Cuando una mujer pierde sus dos ovarios, entra en una menopausia forzada.
Las mujeres sin útero que tienen uno o dos ovarios trabajan en la consciencia de su ciclo desde su sensitividad ovulatoria. Es algo que todas las mujeres pueden aprender y realizar. Es la forma de hacer completa la auto-observación en la etapa cíclica de nuestras vidas, comprendiendo y experimentando la correlación entre cualidades de cada ovulación respecto a cualidades de cada menstruación. Cada ciclo es único, en su propio tiempo y manifestación.
La grabación del taller “CUANDO NO TENGO MI ÚTERO” está disponible en aquí.
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