Crear autosustento también es abrirse a recibir

Buscar o lograr el autosustento no significa que debieras efectivamente sostenerte sola todo el tiempo, sino que necesitas saber en tu interior que podrías hacerlo si fuera necesario, pero a la vez, eres receptiva. Puedes recibir ayuda, colaboración o crearlo en compañía o pareja.

Hay situaciones en las que la familia y/o la pareja apoyan a la mujer en su búsqueda, en su reconversión hacia el corazón y en su camino de autoconocimiento y sanación. Tal vez son excepciones, por falta de comprensión, de disponibilidad, pero también por falta de comunicación.

¿Podemos pedir ayuda y sostén —a la familia o pareja— mientras buscamos y recorremos el camino de crear autosustento? A veces la dificultad de pedir es un limitante real porque no hay a quien pedir; otras veces es psicológico: no sabemos pedir, nos sabemos recibir, estamos programadas para dar, y dar sin límites inevitablemente termina en agotamiento.

Es de ayuda cultivar una intención de receptividad sin juicio hacia el momento presente, que implica abrirnos y confiar, mirar más allá de las ideas mentales y contactar con la realidad tal cual es, con todas sus oportunidades. Con esta actitud la vida seguramente nos sorprende, lo que se devela suele ser diferente a lo que teníamos pensado y encontramos recursos donde no creíamos que hubiera.

Podríamos considerar, entonces, que parte de este camino de autosustento comienza con pedir sustento y apoyo, momentáneo y consensuado, hasta que las primeras piezas de nuestro rompecabezas empiezan a encajar.

Es importante aprender y efectivamente poner límites, desde el amor y la consciencia de ser sustentables: dar, pero dejando resto, recibiendo a la vez y prestando atención a ese sutil equilibrio. Esta consciencia-energía nos lleva a observar la sustentabilidad del ciclo energético-corporal del útero: comenzamos a administrar nuestros recursos emocionales, energéticos y corporales sin llegar a desgastarnos por completo en cada ocasión, sino comprendiendo que los límites en el dar son valiosos respecto a nuestro autocuidado y amor interior.

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Una pieza adicional: el apoyo de otras mujeres

Como nombré antes, existen actualmente organizaciones y redes de mujeres con el objetivo claro y concreto de favorecer el autosustento, el empoderamiento económico y la independencia financiera, brindando no solo asistencia, sino también herramientas y capacitación para consolidar y poder crecer en ese sentido.

Aun siendo este un movimiento creciente y con cada vez más iniciativas, muchas mujeres no tienen posibilidad de conectar con esas propuestas. Afortunadamente, cada una de nosotras puede favorecer el autosustento de las mujeres con simples acciones cotidianas, valorando a la mujer que está en frente tuyo.

La desvalorización se encuentra tan encarnada en nuestras células que la transferimos automáticamente a otras mujeres cuando nos relacionamos con ellas. ¡Cambia ese paradigma en tu día a día! Comienza dando apoyo a tu madre, tu hermana o hija para que puedan emprender la tarea del autosustento en equilibrio y consciencia. Respétalas y valora sus decisiones, elecciones y posibilidades. A medida que das valor, te das valor y recibirás valor.

Observa tus relaciones con otras mujeres: todas estamos en la misma búsqueda, haciéndolo con los recursos propios y encerradas en las mismas paradojas, con distintas posibilidades concretas de cambiar la realidad personal. La maestra de tus hijas, la señora que limpia tu casa u oficina, tu profesora de yoga o del gimnasio, la cajera del supermercado, tu contadora o médica —por dar ejemplos—, cuando menosprecias su trabajo, cuando desvalorizas lo que te brindan, estás reflejando tu propio automaltrato y desvalorización.

No es necesaria una red de mujeres o una organización internacional para que esas conductas cambien. Hace falta atención, voluntad y empatía para vernos entre nosotras como iguales, como mujeres que transitamos por los mismos desafíos en vivencias individuales. Cuando valoras las tareas que cada mujer hace y su influencia en tu vida, naturalmente comprendes el valor que tus acciones y tu trabajo aporta a otras mujeres y a la comunidad en general.

No es necesario forzar una actitud mental hacia ello, no se trata de construir un valor ficticio, sino de reconocer que las acciones son valiosas y que las personas son valiosas porque existen y suceden. Cuando puedes tomar ese valor desde tu corazón, receptivamente y con gratitud, inviertes la transferencia psicológica, comienzas a valorarte y a confiar en la Tierra que te sostiene, te apoyas y tu resonancia cambia. Conectas con la energía de sustento que la misma Tierra posee, recibes y eso te permite comenzar a sostenerte y a sustentarte corporalmente, emocional y mentalmente y luego en lo material.

FINALIZA EN LA SIGUIENTE PÁGINA.

Categorías: ensayos

1 comentario

Taller «Autovaloración desde el cuerpo» – NUESTRO ÚTERO · 29/06/2021 a las 18:42

[…] Esta es una propuesta que se desprende del taller gratuito de mayo: “Autosustento de las mujeres”, que despertó en mi la idea de aportar recursos corporales para crear y cultivar la a autovaloración, como pilar del autosustento en todos sus aspectos. No es requisito haber participado en ese taller, pero si leer el ensayo que publiqué posteriormente (lo encuentras aquí). […]

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