Creando la primera pieza: el autosustento emocional

Ligado al desvalor que una mujer siente, se encuentran sus miedos: a no ser suficiente, a pedir, a reclamar —y por ello perder, a ser maltratada emocional y/o físicamente, a ser avergonzada o humillada, etc. Las mujeres sentimos que lo que vamos logrando pende de un hilo o no lo merecemos y nos aferramos a ello desde el miedo, aguantando lo que haya que aguantar para no perderlo.

Cuando vivimos desde el miedo y la sensación de peligro, no hay posibilidad de enraizamiento. Estamos en estado de defensa-huida y la conexión con la Tierra se pierde. Salvaguardar la vida de ese peligro real o ficticio es la prioridad y se hace imposible la creación y el sustento a largo plazo.

Muchas mujeres lo han logrado a través de un esfuerzo mental y corporal impresionante. Han creado una coraza emocional que las hace invulnerables —a veces también inaccesibles, incluso para sí mismas— y así han cargado durante toda su vida la urgencia de crear sustento para su familia. Definitivamente son mujeres fuertes, pero también frágiles, porque esa falsa fortaleza no tiene raíz, no tiene apoyo en la Tierra, sino en la misma sensación de peligro y riesgo de carencia que ancestralmente está grabada en nuestras células.

Aprender a gestionar los miedos y transcenderlos, en la medida de lo posible, es un paso necesario, no solo para la creación de autosustento, sino para la vida completa. Es importante buscar apoyo y detenernos para poder diferenciar si nos encontramos en una situación de peligro real y cercano, o si el miedo proviene de una vivencia o memoria emocional propia y/o transgeneracional. En el segundo caso, podremos identificarlo, sentirlo, comprenderlo y probablemente, cambiar la conducta inconsciente que genera. En el primero, necesitaremos protegernos efectivamente y buscar ayuda.

De la mano del miedo, las mujeres nos encontramos con la frustración. El deseo de logro y de satisfacción que surge de la pulsión creativa-expresiva es siempre frustrado por el miedo que nos limita. Esa energía abortada puede direccionarse negativamente hacia la autodesvalorización, o en su defecto, amargarnos desde adentro. La sensación de restricción y falta de opciones que emerge del combo miedo-frustración acota nuestra percepción de lo que verdaderamente sería posible, si pudiéramos mirar la vida pisando la Tierra con el corazón más abierto y disponible.

La tarea de aprender y emprender la autogestión emocional es necesaria al considerar que la proyección laboral y económica de las personas tiene real relación con sus emociones y conductas automáticas. Es valioso explorar ese camino.

Una segunda pieza: las creencias y el autosustento mental

Autosustento mental significa poder confiar en las propias decisiones y tomarlas conscientemente y, a la vez, comprender que la mayoría de nuestras conductas automáticas y auto-juicios están condicionados por la misma idea heredada de desvalorización. Y si bien ese mensaje proviene de lo externo, de la familia, los vínculos y la sociedad, el mayor condicionante es el interno, el inconsciente.

Observemos la desvalorización como una creencia: un pensamiento rígido, almacenado profundo en la memoria, que además está asociado a una reacción de premio o castigo. En este caso, la desvalorización puede responder al riesgo de ser castigada si el propio valor destaca, sobre todo si se convierte en dinero o recursos concretos que emancipan a la mujer de su vínculo sustentador.

No solo debemos pensar en el contexto de la lógica patriarcal en la que el hombre es el proveedor exclusivo, sino también en el contexto sociocultural capitalista que sobrevalora la productividad y la ganancia sobre lo creativo, orgánico, austero o suficiente. La desvalorización implica entregar el poder y, si mentalmente quedamos atrapadas en ese paradigma, nuestro proyecto interno y manifestación creativa-expresiva no tendrá lugar y por tanto tampoco valor. Resonaremos con negativas, críticas y más desvalor.

Debemos recordarnos una y otra vez que somos valiosas y que hay espacio en el mundo y en la vida para lo que tenemos para dar. No es fácil hacer eso en soledad o en contextos en donde no hay libertad para la decisión individual. A veces será necesario tomar distancia y buscar nuevas conexiones y vínculos que nos puedan dar el apoyo que estamos necesitando para poder elegir conscientemente respecto al camino que deseamos transitar.

Enraizarnos mentalmente en este aspecto significa conectar nuestras ideas y proyectos con la materialidad potencial: ¿cómo concretamos el deseo? A través de recursos que aporten forma y sentido a la idea mental, instruyéndonos y aprendiendo lo que sea necesario de acuerdo con lo que sentimos que podemos ofrecer y también, comprender que lleva tiempo y dedicación. La creación de autosustento es progresiva.

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Categorías: ensayos

1 comentario

Taller «Autovaloración desde el cuerpo» – NUESTRO ÚTERO · 29/06/2021 a las 18:42

[…] Esta es una propuesta que se desprende del taller gratuito de mayo: “Autosustento de las mujeres”, que despertó en mi la idea de aportar recursos corporales para crear y cultivar la a autovaloración, como pilar del autosustento en todos sus aspectos. No es requisito haber participado en ese taller, pero si leer el ensayo que publiqué posteriormente (lo encuentras aquí). […]

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